Felíz áquel moribundo,
que en el profundo extasis,
brindó por la bohemia....
muerto del amor
consumado y consumido
por las doncellas,
perdió la vida
queriéndolas a todas,
Sin amar a ninguna de ellas.
Lo que no quitó el juego,
ni olvidó el vino,
ni los engaños anodinos,
pudieron los besos rojos
que decoran falaz
el orgullo masculino,
dilapida vida y corazón
entregàndose sin razòn,
inocente ante las bellas.
Bohemio soy
culpable del amor,
esclavo estoy
preso en tu alameda,
ya nadie nos enreda,
en las nuevas
y viejas fragancias
excepto tu curva húmeda
feroz incitante de mis ansias.
Sixto Alfonso Páramo Quintero
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