La tiranía de la belleza trans
El prefijo trans, preserva
una multiplicidad de
experiencias subjetivas
de transición de un sexo
género asignado por natura
a una persona,
del cual no se siente parte,
a otro determinado
sexo género sentido y ansiado.
una multiplicidad de
experiencias subjetivas
de transición de un sexo
género asignado por natura
a una persona,
del cual no se siente parte,
a otro determinado
sexo género sentido y ansiado.
Mirar y reconocer
El cuerpo es la condición
de nuestra existencia,
nuestro anclaje en el mundo;
el medio por el cual habitamos
tiempo y espacio; el registro
donde reconocemos
nuestra experiencia.
El cuerpo es la condición
de nuestra existencia,
nuestro anclaje en el mundo;
el medio por el cual habitamos
tiempo y espacio; el registro
donde reconocemos
nuestra experiencia.
Nuestra condición corporal
nos sumerge a vivencias
sensoriales permanentes.
Vemos, oímos, tocamos,
olemos y miramos el mundo
que nos rodea.
La mirada siempre está en
juego, es un elemento
indisoluble de la relación
con los otros.
nos sumerge a vivencias
sensoriales permanentes.
Vemos, oímos, tocamos,
olemos y miramos el mundo
que nos rodea.
La mirada siempre está en
juego, es un elemento
indisoluble de la relación
con los otros.
El intercambio de miradas
pone frente a frente
a dos individuos a
través de la reciprocidad
más inmediata que puede haber.
pone frente a frente
a dos individuos a
través de la reciprocidad
más inmediata que puede haber.
Mirar a alguien significa
tocarlo afectivamente,
suscita el sentimiento
de ser apreciado;
es señal de reconocimiento,
de quién se es.
tocarlo afectivamente,
suscita el sentimiento
de ser apreciado;
es señal de reconocimiento,
de quién se es.
La eficacia de la mirada
otorga este sentimiento
de identidad.
Cuando otro me mira
me siento parte de ella;
funciona como un generador
de intercambio de información
otorga este sentimiento
de identidad.
Cuando otro me mira
me siento parte de ella;
funciona como un generador
de intercambio de información
Negar el reconocimiento lleva
a la desintegración y a la
exclusión de las relaciones sociales;
se concibe al otro como
una patología, se le cosifica,
como si se borrara del Facebook
se discrimina y se desprecia.
a la desintegración y a la
exclusión de las relaciones sociales;
se concibe al otro como
una patología, se le cosifica,
como si se borrara del Facebook
se discrimina y se desprecia.
La ausencia de reconocimiento
es el principal daño moral a la
subjetividad de las personas;
estos daños serán tanto más graves
cuanto más profundo destruyan
la estructura social y la
vida personal de los sujetos.
es el principal daño moral a la
subjetividad de las personas;
estos daños serán tanto más graves
cuanto más profundo destruyan
la estructura social y la
vida personal de los sujetos.
Género encarnado, cuerpo mirado
Si para sentir que existimos
es necesario el reconocimiento
¿por qué negamos la mirada al otro?
¿Por qué negamos o condicionamos
su reconocimiento?
Si para sentir que existimos
es necesario el reconocimiento
¿por qué negamos la mirada al otro?
¿Por qué negamos o condicionamos
su reconocimiento?
No se puede vivir de
cualquier forma.
No se puede ser, sentir
o actuar de cualquier
manera.
cualquier forma.
No se puede ser, sentir
o actuar de cualquier
manera.
El reconocimiento mecanismo
de interpelación y producto discursivo
define las condiciones de inteligibilidad
compuesta de normas y prácticas
que se convierten en presuposiciones
sin las cuales el sujeto
subjetivado no puede ser reconocido
como humano.
de interpelación y producto discursivo
define las condiciones de inteligibilidad
compuesta de normas y prácticas
que se convierten en presuposiciones
sin las cuales el sujeto
subjetivado no puede ser reconocido
como humano.
Históricamente las personas
que deciden vivir
con otro género al asignado
lo hacían sin recurrir a las cirugías.
Pero la patologización
de las identidades trans
en tiempos farmacopornográficos
y de tecnogénero
ha inventado y dispuesto
en el mercado fármacos,
cirugías estéticas,
implantes y hormonas.
que deciden vivir
con otro género al asignado
lo hacían sin recurrir a las cirugías.
Pero la patologización
de las identidades trans
en tiempos farmacopornográficos
y de tecnogénero
ha inventado y dispuesto
en el mercado fármacos,
cirugías estéticas,
implantes y hormonas.
Posibilitando que el género
no sea la expresión
“natural” del sexo,
sino que este sea protésico;
se convierta en un aparato,
una sustancia, que puedes
colocar, inyectar, tomar,
o untar y adherir a la carne
para corregir y normalizar
los cuerpos
con el género deseado.
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