domingo, 19 de octubre de 2014

A UNOS OJOS GRAVIDOS, AZULES Y AUSENTES

A UNOS OJOS GRÁVIDOS, AZULES Y AUSENTES

Volver a estudiar ha sido
mi accidente feliz
de todas las épocas académicas,
no te puedo olvidar
del primer semestre de derecho
puedo ovidar todo,
pero no sus ojos grávidos,
no su voz ronca y fuerte,
no su impetu por enseñar,
tampoco sus ojos azules,
ni sus derechos humanos,
ni la línea de la historia,
ni la versatilidad de su saber,
no puedo olvidar sus ojos
grávidos, azules y ausentes,
menos su bello pelo rubio,
ojos que marcaron
ojos que distanciaron,
no puedo en estas líneas
marcar su nombre,
pero ella sabe mi admiración,
por sus saberes, me callo
la miro y la recuerdo siempre,
sabe que por su bondad
y carácter nadie la olvida.
Así es mi profesora,
su corazón desnudo es la fruta
que todo hombre quisiera
con el apetito de un caníbal y
la soledad de un náufrago.
Las he visto pronunciar
los nombres secretos
de sus amores,
y ahí nace mi tristeza
porque en su corazón
ni su voz ha dicho el mío.

Sixto Alfonso Páramo Quintero
(Neiva 1961 - London 2050)

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